2 años mas tarde...
El día que este blog tenga 1000 entradas todos entenderemos que su título era absolutamente cierto. O al menos va a ser más literal, porque creo que si pasan los años y todo sigue igual ya debemos habernos dado cuenta de que la autora es, efectivamente, una tonta; tantas veces como las veces que abre la boca (y le encanta abrir la boca).
Tengo mucho hambre y me cuesta pensar. Tonta.
Me gustaría saber si hay alguna forma de distanciar la última publicación (de octubre de 2006) de esta.
En fin. Volví aquí, a la raíz, porque este es, fue, y será (siempre que blogger me lo permita) el blog sobre mi amores y desamores. Esos días que estuve super feliz, esos días de absoluta desolación, esa vez que recuperé la esperanza, y lo rápido que me di cuenta de que era una idiota por haber creído... en lo que sea que creí (que creo que ni en ese momento sabía que era).
Y hoy me encuentro en el mismo lugar de siempre, en pareja, felizmente, claro, pero conflictuada. Es que yo quiero besos ruidosos y abrazos apretujosos. Como cuando tenía 15 años, como cuando tenía 6 meses. Soy una persona muy básica, y eso se nota porque mis ambiciones no cambian con el tiempo. Un buen helado, una buena y desinteresada demostración de cariño, algo de aprecio por parte de la figura paterna/materna. Capaz debería querer algo más fácil, como una lámpara mágica o la paz mundial. Bueno, en realidad de chiquita también quería eso. A los panaderos siempre les pedía la paz mundial antes de soplarlos al viento.
Y bueno, qué hambre que tengo y qué celosa que estoy de la gente que recibe demostraciones de cariño diariamente en lugar de tener que mendigarlas.
Yo elegí esto y lo sigo eligiendo. Y a pesar de mis quejidos y reclamos lo vuelvo a elegir y no quiero que nadie venga a decirme que no es lo mejor para mí. Porque no me importa si no es lo mejor, ni siquiera me importa si es lo peor. Es mío y es lo que quiero hoy y ahora. Esto y un beso ruidoso y un abrazo apretujoso.
Tengo mucho hambre y me cuesta pensar. Tonta.
Me gustaría saber si hay alguna forma de distanciar la última publicación (de octubre de 2006) de esta.
En fin. Volví aquí, a la raíz, porque este es, fue, y será (siempre que blogger me lo permita) el blog sobre mi amores y desamores. Esos días que estuve super feliz, esos días de absoluta desolación, esa vez que recuperé la esperanza, y lo rápido que me di cuenta de que era una idiota por haber creído... en lo que sea que creí (que creo que ni en ese momento sabía que era).
Y hoy me encuentro en el mismo lugar de siempre, en pareja, felizmente, claro, pero conflictuada. Es que yo quiero besos ruidosos y abrazos apretujosos. Como cuando tenía 15 años, como cuando tenía 6 meses. Soy una persona muy básica, y eso se nota porque mis ambiciones no cambian con el tiempo. Un buen helado, una buena y desinteresada demostración de cariño, algo de aprecio por parte de la figura paterna/materna. Capaz debería querer algo más fácil, como una lámpara mágica o la paz mundial. Bueno, en realidad de chiquita también quería eso. A los panaderos siempre les pedía la paz mundial antes de soplarlos al viento.
Y bueno, qué hambre que tengo y qué celosa que estoy de la gente que recibe demostraciones de cariño diariamente en lugar de tener que mendigarlas.
Yo elegí esto y lo sigo eligiendo. Y a pesar de mis quejidos y reclamos lo vuelvo a elegir y no quiero que nadie venga a decirme que no es lo mejor para mí. Porque no me importa si no es lo mejor, ni siquiera me importa si es lo peor. Es mío y es lo que quiero hoy y ahora. Esto y un beso ruidoso y un abrazo apretujoso.